jueves, 1 de abril de 2010

Otra de: Príncipes, Princesas, el Ayer y la Noche.

Es curioso, parece un mito de hecho, pero a veces las vampiresas pueden retornar a su forma humana de forma permanente. En mi cuento ellas pueden volver a ser quienes eran. Pueden recuperarse, por decirlo de alguna forma.

Puede parecer idílico, utópico, de ilusos, et alía. No obstante a veces me gusta creer que es posible.

Para ello basta con que ella de verdad quiera volver a los tiempos en los que estaba viva de verdad. Es duro, necesita cada poco tiempo recordarse a sí misma quién era, recordar cómo era cuando todavía podía respirar profundamente, cuando podía mirarse al espejo; porque… en mi cuento una cosa está clara: los vampiros y vampiresas no pueden mirarse al espejo dado tienen miedo de encontrarse con un reflejo que no desean, tienen miedo de ver la verdad de lo que son. Es mejor creer que no tienen reflejo; O eso piensan, al principio.

Hace falta realmente más valor para “desvampirizarse” que para dejarse llevar por la noche…

Sorprendentemente cuando alguien trata de volver a segregar sangre por sus venas se da cuenta de que está tratando de cambiar unos hábitos que por costumbre lleva haciendo durante años, y no sabe cómo rellenar los huecos que le quedan ahora si no se dedica a drenar la vida de otras personas. Porque sencillamente apenas recuerda algo de su vida pasada.

A veces recordar duele, duele porque hay tendencia a compararlo con el presente, y luego te fijas en el futuro y tienes miedo de hasta dónde puedes llegar por ése camino que en su día erróneamente escogiste.

Y la clave está en perder el miedo a las estacas. Esas que tememos desde el día en que nos encadenamos a la sed de sangre. Entender porqué están ahí, cual fue su función y cual la actual. Quizás sean sólo prisiones que no necesitamos ya. Quizás sean complejos que deben desaparecer, quizás sean sentimientos ocultos que deben dejarse ver a la luz del sol. Conocerse a uno mismo es conocer tus pensamientos, sentimientos e instintos o al menos saber más o menos sobre qué valores te riges y qué leyes de moralidad tienes por referencia.

Quizás una amistad de aquellas personas que ven el sol pueda ser útil y hacer de espejo para saber por dónde van los haces de luz…

Estoy convencido de que con constancia y fe en uno mismo el príncipe desteñido puede volver a lucir su azul, la princesa a su rosa (o negro) si lo desea, y la otra raza puede hacer “reaparecer” su reflejo.

En mi cuento se puede volver a ser quién eras e incluso de forma mejorada.



Por Elghor

1 comentario:

Neus dijo...

Me siento muy identificada con tus palabras, y eso no sé si es bueno o malo. Igualmente, me ha ido bien pasar por aquí y leer algunos párrafos. Seguiré leyendo siempre que pueda, un saludo de alguien que se siente muy cercana a este lugar aunque no nos conozcamos de nada.

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