miércoles, 6 de febrero de 2019

El entreno más difícil

Corría el año 2018, llevaba un día de perros y me encaminaba hacia el gimnasio con la esperanza de mitigar las emociones que trataban de derrumbarme.
Tenía rabia y tristeza acumulada. Era difícil lidiar con ello.
Me repetía las mismas palabras una y otra vez: "Calma, haz lo que puedas, ve poco a poco, mejor hecho que perfecto, va, si haces menos repeticiones no pasa nada, estás cumpliendo, estás ahí, luchando."
Cuando me sobrevenía la tristeza, junto con la inseguridad y varios miedos como guardaespaldas, me encontraba realmente flojo y frustrado. Entonces pedía ayuda a la rabia, que viniese y me dominase como si de Venom se tratase. Mas al poco me daba cuenta de que pese a que la rabia me daba la fuerza necesaria, me hacia respirar en exceso, me provocaba demasiada fatiga.
En ese momento volvía a respirar despacio, me intentaba tranquilizar.
Al relajarme era cuando la tristeza atacaba de nuevo, sin la rabia para ayudarme era carne de cañón.

Y así tuve que seguir el ciclo, durante todas las vueltas y las repeticiones que me duró el entrenamiento.

Al menos, cuando acabé, esboce una torpe sonrisa, desdibujada por el cansancio y me fui a duchar.


Por Gor, por el entreno emocional.