viernes, 27 de noviembre de 2009

Para ti

Esta entrada va dedicada a ti, con mucho más ímpetu que las anteriores.

Quiero hacerte saber que tienes la posibilidad de conseguir aquello que te propongas. Sí, puedes llamarme iluso, puedes criticarme todo cuanto quieras, o también puedes creer en tu persona, en tu esencia, en quién eres y en quién puedes llegar a ser.

Sí hay algo que tiene la vida es que un hecho objetivo puede ser mirado de forma subjetiva, tanto de forma favorable como desfavorable. Puedes elegir cómo quieres verlo.

Algunos sucesos o hechos son como son y no se pueden cambiar, pero sí se puede reaccionar ante dichos contratiempos, y adaptarlos a tu vida de forma que sea lo más ameno posible llevarlos contigo encima, incluso hasta una forma de superación.

Es importante reconocer cuando se ha tenido un fracaso, y afrontarlo. No se pueden negar las evidencias, así como ninguna persona puede engañarse a sí misma sin reventar en algún momento de debilidad.

Lo primero que hay que hacer cuando no se ha conseguido un propósito no es dejarlo pasar, alegar que vendrán otras oportunidades, ni esperar que el dolor que se sienta desaparezca sin más. Lo segundo que se debe hacer tampoco es autodestruirse y culparse una y otra vez por no haber conseguido lo que se proponía.

Lo que sí debes hacer es darte cuenta de que ha sido un error, concienciarte de ello, saber en qué momento de tu vida echaste a perder ese objetivo, en qué momento te descuidaste, y a partir de ahí tratar de mejorar para la próxima vez que vuelva a suceder algo similar.

Tienes en tú interior algo especial, aunque no lo creas. Tienes la capacidad de hacer que todo cambie. Tú decides si quieres que tu vida te lleve a sacar lo peor de ti y a causa de eso arrastres contigo a quienes quieres o si por el contrario lo que prefieres es que tu esencia arroje luz sobre las personas que te rodean facilitando así el transcurso por la vida, y consiguiendo que todo sea más ameno, llevadero e incluso hasta placentero.

¿No es verdad que cuando te rodeas de gente que esta feliz aunque tú estés algo deprimido poco a poco parece que vuelves a recobrar el ánimo?

¿No es cierto que cuando algún ser querido está triste tú también te entristeces?

Tienes la oportunidad en tus manos de hacer que la gente que está tú alrededor se sienta mejor, tienes la oportunidad de hacer que te rebote la felicidad que has causado en ellos y con ello incrementar tu felicidad.

Igual que un círculo vicioso negativo te puede llegar a hundir en la miseria otro círculo vicioso positivo te puede hacer elevarte a ti y a los tuyos a un nivel de alegría o al menos a un nivel de no-tristeza.

Pongamos el ejemplo de Marta. Marta es una adolescente que siente que no tiene el afecto de nadie. Yo, que la veo todos los días en el instituto, la veo rodeada de amigas; y luego, por lo que me contó deduje que no pasaba hambre en su casa.

Tal era la creencia de Marta, tal era su nivel de convicción de que estaba sola en éste mundo, que poco a poco se empezó a alejar de sus amigas. Ella pensaba que como no la querían lo más mínimo, tampoco tenía ella un porqué para quererlas.

Se creó una coraza mediante la cual solo algunos pocos amigos suyos podíamos hablar con ella, y tan sólo en determinados momentos.

Me llegó a contar que yo no la merecía como amiga puesto que sólo traía la pena y los llantos a mi vida. Detesté aquellas palabras porque sé que ella me había aportado bastante más y no la iba a dejar ahora de lado solo porque ella sintiera que yo no la merecía.

Sus amigas me decían que no entendía porque estaba así, que en los dos últimos meses por alguna razón habían discutido algo más, pero al final se habían reconciliado. Aún así a la semana siguiente ocurrió que ella empezó a contestar de forma brusca a quién preguntaba por su estado anímico y poco a poco se había empezado a alejar de la gente.

No podía permitir que siguiera en aquel estado tenía que sacarla de ese agujero en el que se había metido. No sólo ella, sino también sus amigas que ya habían empezado a sentirse desganadas. Incluso yo, últimamente, me encontraba más débil.

Le forcé a que me contase qué era lo que verdaderamente le estaba pasando, tras unas cuantas evasiones un día quedamos en su casa para al fin hablarlo tranquilamente. El ambiente empezó a cargarse de malos humos. Sabía que ella iba a estallar de un momento a otro que ya estaba cerca de conseguir mi propósito que saliera a la luz su dolor más profundo y así poder ayudarla.

Tras algunas subidas de tono por su parte que intenté rebajar, ella me acabo dando una torta con la mano abierta en la cara. Había llegado a tener que usar la violencia como recurso para defenderse ante lo que no quería afrontar, su estado, su lamento, la verdad.

Se llevó las manos a la boca y me pidió perdón entre lágrimas. Entonces se dio cuenta de hasta dónde estaba llegando con su capacidad de autoengaño, y fue cuando decidió abrazarme.

La estreche entre mis brazos hasta que logró calmarse.

Al cabo de unos días estaba desenvolviendo el papel Abal que rodeaba mi bocadillo y cuando iba a dar el primer mordisco, cerré la boca y presencie la escena de reconciliación de sus amigas y ella. Parecía que quería enmendar sus errores así que poco a poco trato de atar los cabos sueltos que había dejado atrás en su vida, y así con pequeños actos empezó a sentirse mejor.

Yo me sentí realizado al ver que todo por lo que pasé no había sido en vano. Había recuperado a mi amiga, y parecía que esta vez quería aferrarse a la vida. Pues aún recuerdo cuando en uno de esos días me había hablado, con algo de humor negro, acerca de la idea del suicidio, conseguí apartárselo de la mente, eso creo.

A veces pienso qué habría pasado si me hubiera dejado llevar por mis sentimientos negativos y en aquella bofetada que ella me dio, me hubiese ido, o si cuando las veces que me llamo para que hablásemos me hubiera negado a hacerlo por el dolor que me causaba que otras veces ni siquiera pudiese acercarme a ella por el mero hecho de que no me quisiera ver ni en pintura por ninguna razón lógica.

Pero luego dejo de preguntarme esas cosas y agradezco cada momento que he pasado con ella y por los que aún me quedan por pasar.

La vida puede cambiar en pocos días, antes de frustrarte y ver la vida como un ataque a tu persona trata primero de probar todas las alternativas.

Si estás irascible revienta la rabia contenida en algún colchón. Pero si de verdad tienes ganas de descargar tu ira ve a tirar el vidrio al contenedor de vidrio, con fuerza, que sientas como se rompe y se hace añicos.

Luego puedes salir a correr, o quedarte en casa a escribir. De las dos maneras mejoras algo de ti.

Si te lo propones puedes hacer maravillas, pero sólo si de verdad crees en ello. Cuando todo vaya mal trata de recordar que tienes la oportunidad de cambiar las cosas, que tienes la ocasión de probarte a ti mismo y de superarte. Trata de abrir la mente a las posibilidades que los demás te puedan ofrecer, cuando hayas escuchado lo que tienen que decirte podrás optar por tomar una decisión u otra, al final decides tú.

Sé feliz porque tienes libre albedrío y, con él, capacidad de hacer que todo pueda mejorar.


Por Elghor, para ti.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Se interpone el sexo...

Me siento como un niño… a su lado parezco un niño. Ella es grande y alta, impone…

Sigo con el complejo y además tengo miedo de quedarme mirándola sin saber qué decir, y fijándome solo en su cuerpo y no en lo que toda la vida he visto, su interior.

Tengo miedo de que me atraiga su cuerpo y todo se eche a perder. Sé de sobras que la amistad dura mucho más que un noviazgo.

Por otro lado la diferencia (de altura) quizás me eche para atrás en ese sentido y así vea que no pasa nada, que puedo mantener amistad tranquilamente sin miedo a que pase nada más. Por que mi mente habrá sabido descatalogarla de entre el tipo de chica adecuada para mí.

O eso espero. Detesto que se puedan perder amistades por culpa del sexo de cada uno…

Ahora todos los abrazos que me había imaginado, dándole en los momentos que se sentía triste y yo estaba a 3 horas de distancia, sin posibilidad de tocarla, han cambiado. Siento que todo aquello que me había imaginado tiene menos realismo. Ha cambiado mi percepción, y con ella la forma de verla, sentirla e imaginarla.

Tontas divagaciones, efímeros pensamientos... o eso pretendo.



Abriéndome a la noche, se despide (con la diferencia de la cutrez de éste texto respecto de los otros) una vez más, Elghor

domingo, 8 de noviembre de 2009

Colmillos limados



Cansado de verdades a medias, de los sí pero no, del “tal vez” que se convierte en nunca, del “ahora vengo”, y no vuelve, del “estoy a tu lado”, pero sólo cuando me interese, pero sólo cuando estés bien, porque si tienes problemas yo no estoy para aguantarte. Cansado de pensar para nada, harto de las luchas por algo que luego resulta ser falso, desquiciado con esa gente que lo envuelve todo en un halo de misterio y no te muestra lo que siente de verdad, y cuando lo hace jamás te revela la causa.

Cansado de que los días pasen y yo me quede expectante por miedo a herir, manifestar mis verdaderos sentimientos y explotar. (O implosionar dependiendo del caso)

Cabreado por volverme irascible, entrando de nuevo en el bucle. Agradecido, por otra parte de saber enfriar los sentimientos poco a poco y así lograr salir de la espiral del error.

Sigo buscando la forma de abrir la jaula qué es mi mente, para así liberar los pájaros que en ella han anidado sin verdaderos motivos. Qué tonto, seguro qué dejé las instrucciones en la mesilla de noche…

Debo aprender: a tomarme menos en serio, a saber ver mejor cuánta importancia debo darle a los hechos, a liberarme por completo de qué dirán y acercarme más al qué sentiré.
Me gusta escribir porque me voy conociendo, y sorprendiendo a veces, un poco más a mi mismo con cada anotación.

No me gusta que no pueda escribir algo puro cuyas ideas sean total y realmente lo que pienso porque siempre siempre que escribo aparte de pensar en mis sentimientos pienso en la persona que pueda leerme, eso me coarta, me hace sentirme prisionero de mis palabras y de los juicios ajenos que yo crea que puedan conllevar mis palabras. Pero al menos es una forma de liberación bastante acertada.

Aunque eso no salva el hecho de que sigo cansado de que (generalizando) la gente que me rodea sólo sea un conjunto de individuos con los cuales mantengo algún tipo de relación no demasiado fuerte, no demasiado buena, con rasgos de desconfianza, y mucho aire de por medio.
Aparece la desconfianza cuando aparece el miedo a la separación, aparece el amor cuando desaparece la desconfianza y empieza la confianza.

No me gustan las personas que juegan con el amor/miedo de otras personas, y prueban a ver qué pasa. Detalles egoístas. Seguiremos pues siendo lobos para nosotros mismos. Cazándonos por miedo. Cazándonos por desconfianza. Si algo está claro es que todos sabemos morder. Así cómo no sabemos cuando empezaremos a hacerlo y cuando lo dejaremos, bien por que estemos desgastados/cansados o saciados.



Por Elghor, Un cansado lobo de los colmillos limados.