Mucho que contar y, por suerte, muchas noches para hacerlo.
Relájate. Abstráete de lo que te rodea, incluidos tus demonios interiores, y pasa un buen rato leyendo.
Bueno... no te voy a mentir, por aquí suelto de todo... y además en momentos de arresto emocional, no aconsejo tomarme demasiado en serio. Quizás para cuando me leas ya haya cambiado de opinión...