jueves, 19 de agosto de 2010

Vejez


“Mmm qué hambre, debería levantarme ya de la cama a ver si hay algo para desayunar”
Me desperezo lentamente con un largo bostezo, salgo de la cama con suavidad y me coloco las zapatillas de estar por casa en los pies.
“Debe de estar lloviendo, esta rodilla izquierda…”
Una vez en la cocina abro la despensa veo que aún me queda un croissant, sin dudarlo lo cojo y me lo llevo a la mesa para saborearlo.
Antes de ir me aseguro de abrir la nevera y coger mi zumo de naranja.
“Oh ¿quién es esa que está en mi sofá?”
No conseguía dar crédito a lo que veía, una mujer de avanzada edad estaba dormida en mi sofá.
“Pues claro, pero si es mi mujer ¿dónde tendré la cabeza?”
El zumo estaba demasiado dulce, como si alguien le hubiera echado azúcar en el vaso en lugar de en la taza de café, pero me gustaba.
“¿Dónde estará mi libro?”
-¡Claudia! ¡Claudia! ¿Has visto por ahí mi libro?
Se despierta sobresaltada y me mira. No dice nada. Ahora parece que abre la boca, levanta ligeramente la mano. Nada, no dice nada.
-Que ¿dónde está mi libro? –Repito con ahínco.
-Anda, calla. ¿Pero qué haces desayunando a estas horas?
-Pues ¿Qué hora es?
Por lo que me dijo era tarde, yo no la creí hasta que me asomé por la ventana y vi que habían encendido las luces de las farolas. Fue entonces cuando decidí guardar el croissant en la despensa. Y le di las buenas noches a Claudia, la cual parecía molesta y con mucho sueño. Cuando ya estaba entrando en mi habitación le grité que si quería venirse a dormir, nadie respondió.
Me tumbé en la cama y todo se quedó oscuro.
A la mañana siguiente fui a despertar a mi madre que estaba en el cuarto de al lado. Pero cuando llegué la cama estaba hecha y no había rastro de ella. Como si ya se hubiera ido y sin decirme nada. Antes no era así. No sé que le pasará. Viene todas las noches cuando ya me he quedado dormido y se va antes de que me despierte.
Mientras estaba absorto en mis pensamientos llamaron a la puerta.
Se trataba de una jovencita muy dulce y de su madre. Las invite a entrar pese a que estaba algo aturdido.
-Papá ¿Todo bien?– preguntó la mujer.
-¡Abu!
La niña se me abalanzó dándome un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Elisita era una niña de 10 años que le gustaba calzar zapatillas voladoras, poseer llaves mágicas y pintar su realidad. Así es como la recordaba.
-Sí hija mía, todo bien si no fuera por mi madre, que viene a casa a las tantas de la mañana y luego antes de que me despierte se va, no entiendo su comportamiento.
Ella parecía no creerme, como si lo que le estuviera contando no fuera con ella. Siempre me decía que no pasaba nada y que debería ponerme a leer el periódico.
-¿Tú sabes dónde está mi libro?
-¿Qué libro papá?
-Pues el mío, ese de la guerra civil que tenía en mi mesilla de noche.
-No lo sé.
-Pues alguien se lo ha llevado y yo no he sido.
-Pero ¿quién se lo va a llevar papá?, no digas tonterías.
Hablaba como si me quisiera ocultar algo. Sólo sé que mi libro no estaba. Pasó un rato y me senté al sofá.
-¿Anda, dónde estaba tu libro? – Preguntó de pronto una mujer que había delante de mí.
-Pues dónde va a estar, aquí en la mesa.
Y la mujer me preguntó qué quería desayunar. Le respondí que tenía un croissant en la despensa. Ella se fue. Yo seguí leyendo mi libro hasta que una niña morena se me acerca y me pregunta que qué era lo que estaba leyendo. Al momento escucho otra voz que dice:
-Papá, en la despensa no está el croissant voy a comprar, ahora vengo.
-¡Pues tiene que estar! Lo dejé ahí anoche.
Pero mis palabras ya no las estaba escuchando aquella mujer que me llamaba papá porque ya se había ido.
-¿Dónde está el pequeño? –pregunté a la niña.
-¿Qué pequeño? – Me respondió ella con otra pregunta.
-Pues el otro ¿no tenía yo otro nieto en casa?, pues eso.
La niña se quedó algo extrañada, pero no me fijé mucho más en ella, le sonreí y me fui por el pasillo a buscar al pequeño.
Por Elghor, por la vejez, por la realidad transformada.

1 comentario:

Laura dijo...

Siempre te repetiré una y otra vez la forma que tienes de transmitir cosas... El texto me ha encantado, de verdad. Aunque con la música de fondo del blog y de lo que trataba la historia, ha sido inevitable ponerse algo triste. Pero me gusta mucho.

Bueno, a lo mejor escribirás por escribir, pero aquí una te dice que lo haces muy bien, y que deberías de intentar escribir algo que ocupe más de una página y media en un word... Mucho más =)

¡Muakis!

PD: paso cuando me veo animada a leer, pero como ves, cuando paso por aquí, hago bien notable mi acto de presencia ^^