domingo, 16 de octubre de 2011

Delirios febriles

Frío, mucho frío. Me acurruco, me tapo como puedo, me encojo.
Respira… 1… 2… 3… 4… mejor… mucho mejor. Sigo temblando pero ya se está pasando. Calor, mucho calor. Me estiro, me saco las sábanas.
Toso bastante, una voz acartonada. Delirios febriles. ¿Dónde estoy? Ésta no es mi casa… estaré soñando. Cierro los ojos, se hace la oscuridad.
Ahora sí, esto sí es mi casa: mi cama, mi armario, mi escritorio. Que con 21 años tenga que estar en cama dos días enteros desespera, pero sé que pronto se pasará.
Abro los ojos, una luz fluorescente entra. Otra vez el sueño de antes. 
— ¿Señor José cómo se encuentra esta noche? 
—¿Perdona? ¿Quién eres? ¿Por qué me llamas señor y me hablas de usted? Quiero despertar no me gusta este sueño, necesito parpadear. 
— Vaya, aún tiene fiebre, tranquilícese. 
— Necesito ir al baño… — Yo le ayudo.
Ahora estoy en el baño, lo he hecho y no me siento mojado, debe de ser un sueño muy profundo.
De camino a mi supuesta habitación veo un periódico encima de una mesilla blanca. Las letras están algo difuminadas. La chica que me acompaña me pone unas gafas. Ahora leo claramente: 20 de Octubre de 2061.
Un sueño muy intenso me repito para mí mismo.
Un sueño… sólo eso.
Me acuesto en la cama cierro los ojos, se hace la oscuridad.
Por fin en mi casa de nuevo. No tengo mojados los pantalones. Me levanto de la cama y una luz muy muy intensa me rodea…
Si consigo despertar seguramente será porque habré mojado la cama, qué vergüenza…

Por Elghor, por los delirios febriles.

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