domingo, 25 de diciembre de 2011

Escapando de la Gigante Roja I



—Hemos vuelto al punto de partida, Eric —dejó que las palabras fueran cayendo por su propio peso a medida que las pronunciaba con una clara connotación de frustración y abatimiento.
—Ánimo profesor, ya casi lo teníamos… —miró a los ojos claros de Charles—. Nos queda la opción de la cápsula.
—La cápsula —repitió para sí mismo Charles Harlan en un tono que rozaba lo inaudible—. Por lo menos ellos tendrán los conocimientos suficientes. Habrá que dejar a un lado el egoísmo y empezar a construir la cápsula —recapituló en voz alta para que su discípulo, Eric Henderson, pudiera escucharle.

Millones de milenios más tarde entre los restos fósiles de un mamut adulto se hallaba un extraño artefacto con forma de huevo.
Diana retiró un mechón de pelo rebelde de su cara de vuelta a su lugar detrás de la oreja y con un pincel sacó el polvo que recubría el extraño huevo metálico. Podía leerse ahora un grabado: “E-404”. Sin pensárselo dos veces retiró el huevo del resto de los hallazgos y lo metió en una caja de madera. Unos días más tarde Eric recibía la caja y, sorprendido por su contenido, corrió a enseñarle al profesor Harlan tal descubrimiento.

Él y Charles estuvieron durante dos meses investigando el misterioso huevo. Contenía un código con instrucciones precisas para construir una máquina. Según las conjeturas de Charles dicha máquina podría servir para transportar seres humanos de este tiempo a un tiempo futuro que de otra forma jamás llegarían a ver. Viajar al pasado resultaba imposible pero no estaba escrito que con la suficiente potencia no se pudiera viajar al futuro. Si tenemos la energía necesaria para alcanzar la velocidad cercana a la de la luz y localizar algún pliegue en el espacio-tiempo se podría conseguir.

Para que su alumno lo entendiera mejor le explicó en forma de metáfora:
—Imagina una fina hoja de papel que denominaremos Tiempo y otra debajo de ésta que denominaremos Espacio. La gravedad hace que el espacio se curve. Con la colisión de dos supernovas, o con la muerte de una gran estrella se podría lograr que el espacio se replegase sobre sí mismo debido a la potente fuerza de gravedad hasta el punto de crear una ruptura. Cómo si dos placas de plastilina estuvieran tan juntas que se fusionasen.
—Ah, entonces… si clavo un lápiz en el papel denominado Espacio afectaría también al papel denominado Tiempo. ¿Es eso?
—Ya lo vas cogiendo —-Charles sonrío.
—De tal forma —prosiguió Eric—que si la máquina lograse entrar ahí podríamos viajar mucho más rápidamente al futuro.
—Pero no podríamos volver —le advirtió su profesor clavando sus ojos claros sobre el inteligente joven que tenía delante de él—. Es unidireccional.

Unos años más tarde llegaba una carta al apartamento de John: un marine del que requerían su atención para una última misión. John era ancho de espaldas, alto y con una mirada dura y fría. No tenía familia, no tenía amistades. Toda su vida dedicada al servicio de la patria. Era perfecto para esta misión. <> pensaba John mientras miraba las nubes a través de la ventanilla del avión.

El agente al mando de la operación E-404, Leonard, llevaba ya varios años a su espalda, visibles en las arrugas de su cara, una tez tostada y una desagradable cicatriz en la mejilla derecha de su rostro.
—John, Katie, Paul. Están en esta sala porque han accedido a participar en esta misión de alto secreto —Leonard hizo una pausa breve y tomó aire—. Ya sabéis que es probable que ninguno de los tres regreséis con vida —realizó una pausa más y prosiguió—vuestra misión consistirá en subir en esa nave que podéis observar a vuestra derecha y enviar un mensaje que…
—¿Qué mensaje? —interrumpió descaradamente John.
—Eso es información confidencial. No os puede ser revelada, es demasiado importante. En este mecanismo al que hemos denominado “Huevo E-404” se esconde la información que tenéis que hacer llegar a un tiempo concreto en un lugar concreto —miró uno por uno a los tres: el alto y fuerte John, la atlética e inteligente Katie y el corpulento de manos grandes, Paul. Ignorantes de que jamás iban a volver. Y prosiguió hablando—todas las instrucciones están en la base de datos de vuestra nueva nave, tenéis 2 semanas para prepararos desde hoy.
—Perdonad —se disculpó Leonard—se me olvidaba, todos estáis alojados en el hotel de la calle Glasgow. Y si no hay más dudas —efectuó una pausa—podéis retiraros.

Desde la habitación contigua Eric y Charles miraban a través de un cristal que hacia las veces de espejo por el otro lado de la habitación.
—No podemos permitir que esas personas hagan esto. Es cruel —Eric se expresaba con voz temblorosa.
—Ellos son los adecuados para esta misión. Ninguno de ellos deja nada atrás en el pasado, sólo miran hacia el futuro. Además, si Leonard dice que debe ser así no podemos cuestionarle. Sin él nada de nuestro trabajo habría sido posible —Charles suspiró y bajó la voz—. Yo tampoco veo bien que tres personas pierdan sus vidas. Pero cuando lleguen a su destino no estarán solos, tenemos ese consuelo para ellos.
—Ya… pero por lo menos podrían saber la verdad…
—No debes interferir en esos asuntos Eric, déjalo estar.
La conversación terminó en ese momento; pero Eric se mostraba inquieto. Se puso a trabajar en un proyecto personal y ambicioso para cambiar algunas cosas aunque solo viesen el resultado los del futuro y no él.

Dos semanas más tarde, a cuarenta minutos antes del despegue, una figura salía de la nave rápidamente y se dirigía a los lavabos.

— ¿Dónde se habrá metido este chico? se va a perder el gran momento que tantos años hemos estado esperando —Charles pronunciaba en susurros esas palabras cuando...
— Profesor Charles ¿qué me he perdido? —de pronto Eric había aparecido en la sala a 20 minutos del lanzamiento.
—Nada, estamos a punto de empezar. ¿Dónde te habías metido?
—Tuve un problemilla de última hora que tenía que solucionar con Diana —mintió Eric—. Pero ya está todo aclarado—concluyó con una sonrisa.
—Me alegro entonces. Vaya, te has manchado la bata…
—Mire profesor ahí llegan los tres tripulantes —le cortó rápidamente Eric a Charles aprovechando la ocasión de poder desviar el rumbo que la conversación estaba tomando.

Era de noche, pero la luna devolvía con fuerza una luz rojiza que le llegaba del sol. No le quedaban demasiados siglos antes de que se tornase una gigante roja.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como idea tiene potencial, pero necesita una revisión de algunos detallitos, como algo de cohesión en las escenas, es que los saltos son muy rápidos, suenan como si fueran recuerdos y no como si fuera una historia narrada.
Continúo leyendo.

Arika Martha dijo...
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Gorgo dijo...

Por fin leo algo de ti que nada tiene que ver con una reflexión. Voy a leer..

Espero llevarme una buena impresión, eh. (jiji)
Un saludo y Feliz Navidad :)

Ui.. lo borré sin querer sorry!

Espero que no te llevases muchas decepción... Me refiero, tengo aún que reeditarlo me he dado cuenta de muchos fallos que veo. Además no podía condensar eso en sólo 10 páginas. Así que.. cuando tenga lista la nueva edición te aviso para que leas algo en condiciones.. muhcas gracias por firmar y leerme ^_^

Gorgo dijo...

Gracias por leer y firmar y comentarme tan atentamente Liz ^_^

Sí, la verdad es que sólo me gusta una pequeña parte de la historia, pero me he dado cuenta de que tengo que cambiar la extensión de la misma para que todo tenga más coherencia, sea más comprensible y se pueda leer con más tranquilidad.