Mientras tanto, a casi dos meses luz
de la Tierra …
— ¡Mirad esto! — exclamó Katie— ¡los
niveles de radiación están subiendo de forma alarmante en el exterior!
—Sí —afirmó John—nos estamos
acercando.
—Esta nave podrá soportarlo, en el
interior estamos a salvo. Las instrucciones indican que en estas coordenadas es
dónde se debe de producir el choque de gravedad resultante de las dos
supernovas que ya son visibles a babor y a estribor —informó Paul.
—Cuando crucemos al otro lado
viraremos el rumbo siete grados a estribor… —indicó John.
Los ojos marrones claros de Katie se posaron en la fría
mirada que John mantenía; Paul actuó de la misma manera.
—John… ¿Por qué dices que debemos
virar el rumbo? ¿Sabes algo que nosotros no sabemos? —preguntó la científica.
—Veréis… yo no soy quién vosotros
creéis que soy…
—Explícate —Exigió Paul.
El marine les contó que él venía de
un universo anterior, que él no sabía nada cuando empezó esa misión. Relató sin
entrar en detalles que al cruzar por el punto que estaban ahora a punto de alcanzar
aparecerían relativamente cerca de una nube de polvo cósmico inmensa. Si no
viraban su rumbo pronto pasaría lo mismo que la última vez: las pequeñas
partículas que viajan a una velocidad considerable en sentido contrario al de
la nave más la propia velocidad de la misma acabaron por dejar daños críticos
en los motores y parte del sistema de navegación. Una verdadera catástrofe que
pagaron caro al llegar a la
Tierra.
Como resultado Paul salió al
exterior en contadas ocasiones para reparar la nave; pero en una de esas
salidas una pequeña roca del espacio atravesó su cuerpo. Rápidamente, al ver
que no había respuesta por parte de Paul, decidieron recoger el cable que
mantenía unido al ingeniero a la nave, Katie trató de reanimarlo; para entonces
estaban demasiado próximos a la
Tierra y había que efectuar el aterrizaje. Uno de los motores
terminó explotando con la presión atmosférica, la nave cayó en picado. John
tuvo la habilidad de subirse en una de las pequeñas naves salvavidas Katie había
sido alcanzada por el impacto de la explosión muriendo en el acto. Su dorado
cabello se marchitó.
A medida que las palabras de John
iban calando en la científica y el ingeniero, la nave iba entrando en la
brecha.
—Rápido, todos a nuestras posiciones
—advirtió Katie de repente.
Ahora se oía la voz de John, pero él
tenía la boca cerrada. Luego se escuchó un grito. Y a continuación podía
escucharse un murmullo de voces, John decidió que una de esas voces era la de
Eduard pero no lo sabía con seguridad. Nadie entendía nada. La nave estaba
siendo zarandeada de forma espantosa. La cabeza de Paul se había comenzado a
desdoblar. Ahora tenía una cara mirando al frente y la otra mirando a John y a
Katie. Ella lanzó un grito mostrando su miedo como acto reflejo, y John les
comunicó que esto ya había pasado antes, que todo saldría bien. Al mismo
tiempo, Paul había girado su cara y ahora les miraba a ambos, no entendía a qué
venía ese grito de Katie. Todo volvió a la normalidad en unos segundos.
Tal y como había dicho John ahí
estaba la nube de polvo cósmico, esperándoles.
Viraron el rumbo como habían acordado,
pero no fue suficientemente rápida la maniobra y recibieron daños en los
laterales de la nave.
Un par de meses más tarde estaban
delante de un sistema solar familiar. Se acercaban por fin a la Tierra. Aún estaban lejos, así
que decidieron mandar una sonda para asegurarse. Ésta, al cabo de unos días,
retransmitía imágenes de una nave idéntica a la que ahora pilotaba Katie, en
perfectas condiciones, que también se acercaba a la Tierra.
En dicha nave discutían ahora
Leonard y Eric sobre el paradero del fugitivo y sus ignorantes ayudantes.
—Sabía que tenía razón —decidió al
fin Eric al ver que la sonda que ellos habían enviado de exploración del
sistema devolvía datos que indicaban que no estaban solos vagando por el
Sistema Solar—. La otra nave aún no ha llegado.
—Oh… está bien, está bien, pero…
¿cómo es posible que hayamos llegado antes que ellos? —preguntó Leonard.
—A pesar de que nosotros entrásemos
más tarde en la brecha hemos debido de toparnos con un choque de gravedad
superior al que se toparon ellos. Ello debió alterar aún más el espacio
provocando su correspondiente contracción del tiempo, lo que nos lleva a haber
recorrido el mismo espacio que ellos a mayor velocidad—. Respondió Eric con
convicción.
—¿Y dices que ahí está mi homónimo? —le
abordó John con su particular y fría mirada.
—Sí, aunque el término que has
expresado no es el correcto precisamente, pero ahí está.
—Nos ocultaremos en la Tierra y les esperaremos,
dejaremos la honda en modo automático para que sea un satélite más de nuestro
planeta azul —determinó Leonard.
Unas horas más tarde una nave se
dibujaba en el firmamento, resultó un aterrizaje algo forzoso dado que había
sufrido algunas averías no demasiado severas. De la nave salieron airosos dos
hombres y una mujer. Más que preguntarse el dónde, se preguntaban el cuándo. De
pronto les abordaron tres hombres más que hasta el momento habían permanecido
invisibles a sus ojos.
Los primeros levantaron las manos, sorprendidos.
Los segundos empezaron a acusar a John de su delito mientras les apuntaban con
unas novadísimas armas de fuego.
El marine decidió lentamente bajar
una mano para sacar algo del bolsillo interior de su chaqueta, mientras tanto
iba hablando, ganando la confianza de sus agresores.
Ellos le dieron una oportunidad de
justificarse.
Al fin, de su bolsillo salió una
nota. Caminó lentamente y se la acercó a Eric.
<<No puede ser… es mi letra,
pero yo nunca he escrito esto>> —Bajad las armas —sentenció.
—Eso lo escribió tu doble del pasado
y lo introdujo en la nave, por lo visto nadie más sabía este dato, yo fui el
primero en encontrar la nota y decidí guardármela. Me sorprendieron las
instrucciones adyacentes que allí leí, a su vez me prepararon para lo que iba a
sucedernos —explicó John haciendo referencia a su equipo.
Una vez aclarado el entuerto
decidieron aliarse para solventar el problema que llevaba ya varios universos
quedando aplazado. Decidieron usar la tecnología de la que disponían para
iniciar un viaje adelante en el tiempo, no se moverían del lugar en el que
estaban pero si avanzarían cronológicamente hablando.
Empezaron
a confeccionar el plan que cambiaría el destino del mundo. Optaron por viajar a
la fecha en la que el huevo metálico se encontró. Para ello decidieron enterrar
la cápsula dónde la habían encontrado hacía tanto tiempo. El mayor problema
resultó a la hora de escapar de una mandada de mamuts que trotaban ahora hacia
ellos. Ante el peligro, Eduard abatió a uno de ellos, ganando así algo de
tiempo. Todos subieron a las naves, se colocaron a una altura prudente e
iniciaron el proceso de comprensión del tiempo que les rodeaba. Dejaron el
piloto alerta encendido para que fuera esquivando y calculando las diferentes
trayectorias de cuerpos que podrían pasar por el mismo espacio en el que
estaban ellos.
Por Elghor
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