miércoles, 23 de diciembre de 2009

Sentimientos atrapados

Bien es cierto que contra más intimas con una persona, mayores son los sentimientos que albergas.

No se trata del hecho de poder verse día a día, de las largas conversaciones por teléfono o de las tardes por los parques y las noches por los bares, no.

Se trata de que con cada acción envolvemos más a la otra persona en nuestro mundo y a su vez ella nos envuelve en el suyo. Dejamos de sentir felicidad sólo cuando hacemos algo gratificante, y dejamos de sentirnos tristes sólo cuando algo no sale como esperábamos. Por que ahora estamos conectados a otra persona, compartiendo nuestra esencia y, si hacemos algo con lo que nos sintamos realizados también la persona que esta al otro lado del enlace se sentirá mejor, pues nuestros sentimientos repercutirán de forma positiva en su estado anímico de manera directa. Así mismo compartimos la tristeza que ha sido provocada en uno de los dos como si nos hubiese ocurrido a ambos.

Pero… ¿Qué ocurre cuando desaparece ésa relación de amistad? Cuando este vinculo desaparece pueden ocurrir varias cosas en función de cómo suceda.

Si simplemente se cruzan de por medio el señor tiempo y la señora distancia, y consiguen hacer mella en nuestro enlace, entonces volvemos a estar libres paulatinamente. Ya no nos encadena su llanto ni su risa, ya no nos atrapa su amabilidad o nos aguantamos ante su testarudez, simplemente ya no hay relación.
No hay enlace, sólo libertad.

Por otro lado si éste es cortado de golpe por cualquier factor, irremediablemente seguiremos unidos a esa persona durante mucho más tiempo pero con la diferencia de que si la otra parte del enlace alcanza un logró y se siente feliz, nosotros nos sentiremos tristes por no poder compartir ese logro, y a su vez, frustrados por pensar que la otra persona ya nos ha olvidado.

Además si algo le sale mal, tampoco nos sentiremos bien al ver que estamos algo mejor que esa persona en este momento, por que el cariño que se sintió es más fuerte que los celos o la rabia de la situación actual. Por que sea como fuere el caso es que por mucho que nuestro ego nos impida hablar con ésa amistad perdida, una parte sigue queriendo que todo hubiera sido diferente, que se hubieran hablado las cosas en su momento, que se hubiera dicho lo que tenía que decirse cuando aún había tiempo.

Y ahora cabe la posibilidad de que tengas sentimientos atrapados, cabe la posibilidad de que al no compartir tu felicidad ni tus logros, tus ánimos se vean disminuidos así como cuando al sufrir no puedas compartir la carga de la tristeza y entonces ésta se haga más pesada, y duradera.

Pero nada de esto puede cambiarse por que sientes que el enlace esta tan deteriorado que el regreso parece imposible.

Sientes como ha llegado el monstruo de la desconfianza y cómo ha devorado poco a poco todos los puntos de unión que tenías con aquella amistad, cada vez más lejana, más extraña para ti.

Quieres tenerla, quieres esa amistad y recuperar el mágico enlace que tan bien habíais forjado para poder conectar vuestras mentes. Pero luego piensas en cómo sería dicha reconciliación, cómo sería si la otra parte del enlace te ha abandonado definitivamente o sí, al igual que tú, aún alberga sentimientos atrapados en el interior.

Y luego llega de nuevo la desconfianza a tu mente y sientes que sería realmente complicado volver a abrirte después de todo lo que ha pasado. De tal modo que tratas de oprimir esos sentimientos en tu interior, en lo más hondo, para no sufrir por aquello que no puedes conseguir o al menos eso parece.
Pero así como la marea nos devuelve la basura que le arrojamos, nuestras emociones no se pueden ocultar eternamente ni ser arrinconadas para siempre. Pues tarde o temprano, con más o menos fuerza, vuelven. No puedes ignorar el pasado y dirigirte hacia el futuro sin que el presente se vea obligado a enfrentarse a los demonios interiores que le corresponden: los fracasos del pasado, y los miedos del futuro.

¿Sientes lo que yo siento? Tengo sentimientos atrapados en una cárcel de ego con barrotes de mala calidad. Creo que mi estilo de escritura es lo suficientemente recargado y claro para mi propósito.


Se despide el recuerdo del enlace roto de Elghor

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