viernes, 12 de julio de 2013

Luchar, cosechar y luz.

Luchas y no ves resultado. Crees aún así que ha escuchado tus palabras y que sus actos reflejaran lo que aprendió con la conversación. Sólo queda esperar y ver si la cosecha fue buena.

Pero de momento, no lo agradece, no lo ve. Casi parece que hasta he sido un estorbo... ¿quién sabe?. Me apena ver como se va consumiendo y elige seguir así cuando tiene tanto bueno que ofrecer. A su vez me veo reflejado en ella. Y quizás otras personas sientan lo mismo por mí que lo que yo siento por ella. Dolor de ver como se hunde siendo perfectamente capaz de hallar y crear luz.

¿Habré en serio obrado bien? ¿Debería haberla dejado a sus anchas? ¿Debo seguir insistiendo y no perder la esperanza así como Tati hizo conmigo de que al fin algún día ella decida ser feliz?

Venga bah, voy a seguir adelante, tengo que darle más oportunidades, no he de sacar el ego a la primera de cambio. Ella me enseñó la luz, y yo tengo el deber de cuidar de ese tesoro que parece que he malmetido. Tengo el deber de transmitir y compartir la luz. Necesito hacerlo o la luz se acabará apagando definitivamente. La poca que me queda la tengo que seguir avivando y extendiendo.


Por Elghor, entre frustración y esperanza.

miércoles, 3 de julio de 2013

Lo dejé

Dejé de escribir, dejé de cantar, dejé de soñar, dejé dejé dejé...

Dejé de preocuparme por amistades que en verdad sí merecían la pena. Dejé de luchar por nada ni nadie. Sólo me quedé con una o dos personas, y el resto si venían bien y sino las dejé marchar.

No sé realmente por qué, parece que he perdido el interés en conocer a gente, que me he venido abajo de alguna manera. Que ya no me interesa relacionarme tanto como antes, que la soledad está ganando la batalla en mi mente. Porque tengamos una cosa clara la soledad ataca a la mente y al corazón. Te infunde ideas desagradables que hacen que sea un feroz enemigo de combatir. Llega a desgastarte hasta el punto de no querer volver a salir a flote. Dejarte bajo el agua a solas, sin respiración. Los órganos te fallan y el cerebro ya no transmite el riego que debería. El corazón bombea más despacio. Y llega la parsimonia.

El no hacer nada. Por nadie...

Demasiadas partidas perdidas. Demasiado cansado.

Voy a dormir.

Por un cansado Elghor.