-El bien de los que le rodean.
Creo que esto funciona de ésta manera:
Conforme una persona va siendo más y más egoísta se da cuenta de que necesita de gente alrededor para seguir subsitiendo arrebatándoles las cosas, pero también se da cuenta de que si va aniquilando las relaciones que se va forjando pronto no le quedara nadie con quién pueda emplear su egoísmo, de tal forma que pasa al extremo puesto: altruismo.
Se vuelve altruista porque sabe que de esa forma recibirá todo aquello que siempre ha querido sin necesidad de mostrar abiertamente su egoísmo. Toda relación se basa en dar y recibir.
Aquel que mucho da, no siempre recibe más, pero si opta a más probabilidades de ello...
Si yo soy egoísta busco mi beneficio propio, y ¿De qué forma puedo estar bien estando sólo? Necesitaré pues a gente a mi lado que me hagan estar bien, para que eso ocurra deberé ser yo el que de forma "altruista" haga algo por ellos. Así tal vez consiga beneficios a largo plazo.
Ella me dijo: Deja de pensar en los demás y piensa en tí.
Y ella al cabo de unas horas me dijo: Eres un creído y un egocéntrico.
Yo me callé en las dos veces que ella habló y pensé "¿Cómo puedo ser dos cosas a la vez?"
Más tarde me enteré por ella de que su madre me había "calado" de que esas palabras eran de su madre no de ella. Ahora resulta que una mujer a la que apenas he visto va a conocerme mejor que nadie. Ella por supuesto fé ciega en su madre, pero su subconsciente/inconsciente le dice que no... que hay algo que no cuadra, por eso ella permanecía delante mío y... de alguna forma esperaba que negase completamente la afirmación de madre...
Me limité a escuchar, y a soltar algunos pensamientos inconexos que al final no fueron a ninguna parte.
Cambiándo un poco de tema y lléndome a la parte del altruismo/egoísmo.
Si ven que intentas ayudar a mucha gente pueden tomarselo de dos maneras:
A) Eres buena persona, te preocupas por los demás.
B)Te crees mejor que los demás, muy superior y por eso crees que puedes ir ayudando a todo el mundo. Nadie te ha pedido ayuda.
He enfatizado la segunda opción porque es la que más se tercia últimamente.
Lo cierto es que me gusta hablar de mí, sí así es. Pero no sin antes haberme preocupado ya por quienes me rodeaba...
Una de las cosas más duras es querer ayudar y a pesar de tus buenas intenciones saber que no puedes hacer nada, porque verdaderamente no está en tu mano ayudar a esa persona. A veces sólo podemos ayudarnos nosotros solos, sin ayuda de nadie. Pues aclararnos y definirnos es tarea individual de cada uno. Otras veces te coartan... se protegen de tus palabras y por más que les digas o gesticules ellos ya no te oíran, están en su mundo y no quieren ser ayudados.
Muchas veces estando obcecados hemos apartado la mano de quienes nos querían y trataban de animarnos porque en ese momento no vemos lo que tenemos delante y sólo queremos tiempo...
Lo duro es, cuando estás decaído, seguir al pie del cañón, con fracasos a tu espalda, y con un hilo de luz de espranza delante de ti.
A veces crees haber perdido toda esperanza, y en realidad es cuando más cerca estás. Pero claro... ¿cómo podemos saberlo?
Otras veces... ya no sabes por dónde ir para que las cosas salgan bien. Decisiones... nunca se está del todo seguro de las decisiones que tomamos cuando queremos ayudar a alguien. Es posible que ese no sea el verdadero camino pero no nos damos cuenta hasta que vemos en el error que estabamos cuando ya es demasiado tarde. De todo se aprende, la próxima vez trataré de pensar más detenidamente en qué debo hacer...
Demasiadas ocasiones ya que hago sufrir a quienes me rodean cuando mis intenciones no tienen nada que ver con ello... He pensado en apartarme, pero eso sería lo más fácil y en lo que no debo caer, sé que debo seguir luchando, hay esperanza. Al menos yo la tengo.
Por Elghor, lágrimas de madrugada... secadas al sol.
